Stole my Heart

CAPÍTULO 2

Me desperté con el aroma de magdalenas que inundaba mi habitación, me levante como un cohete, baje las escaleras corriendo y en ese momento la suerte no me acompañaba, me caí por las escaleras rodando.

- Paula, pero que te a pasado?- Mi madre estaba histérica, se notaba su pánico en la voz.

Me levante despacio con la ayuda de mi hermano y de mi madre que me sostenían con sus manos en mis brazos.

- Pero Paula estas bien?- No paraba de preguntármelo después de decirle mil veces que si.

- - MAMA que siii! Que estoy bien! No te pongas así hombre!- Al fin le respondí enfadada, claro no se lo merecía pero ya estaba demasiado dolida como para soportar eso.

Seguido de eso me fui a la cocina a desayunar esas deliciosas magdalenas que hico mi padre, era el mejor cocinero del mundo, ya que era profesional. Mientras comía las magdalenas se me quito todo el dolor, y todas las preocupaciones. Seguido de eso me duche y me vestí muy cómoda para todo el largo viaje que tenía por delante. Me puse un vestido corto rojo estampado el rojo era mi color, me favorecía mucho. Acto seguido cogí las últimas cosas que me faltaban, mi guitarra favorita, mi cámara de fotos y el portátil para hablar con mis amigas desde Italia.

Baje todas las cosas, las deje en la entrada y justo cuando me iba a sentar en el sofá.

- Paula ven corre.

Subí las escaleras corriendo, pero a la vez con prudencia no me quería volver a caer. Era mi madre otra vez, con la orden de vestir a Carol. Bueno eso fue mejor que estar simplemente con ella. Mientras le vestía estaba recordando lo que me pasó con Alex el día anterior, no me lo creía, y encima por mi mala suerte después de que pasara eso me tenía que ir… que mala suerte. Derrepente oí unos lloros que provenían de la boca de mi hermana, entonces me di cuenta de porque lloraba le había metido las dos pierna por un agujero, pero que me pasaba! Entonces le quité las bragas y pero no dejo de llorar entonces la cogí en brazos y ay se tranquilizo. Menos mal, y le vestí con un vestido azul turquesa me favorito, quería causar buena impresión a los guías y a nuestros compañeras durante el verano. En fin solo me faltaba ponerle los perfectos zapatos y listo. Cuando la preparé al fin baje las escaleras con ella en brazos la saque a la calle, solo quería despajarme un poco, y me tumbe en la hamaca, poniendo a Carol en mi misma posición. Me quede ay pensando, dándole vueltas a todo.

Una voz me llamo, desde lejos, me levanté asustada sin saber quien era. Mire de un lado a otro para ver quien era pero no vi a nadie, pero volví a oírlo entonces me di la vuelta y ay estaba con su sonrisa perfecta, enseñando sus diente blancos con una sonrisa de oreja a oreja, con su pelo castaño perfecto.

- Alex hola.- Le salude sacudiendo el brazo.

Se acercó a la hamaca y se sentó cogiendo a Carol.

- Hola Paula, no tenias que irte?

- No es que me e despertado antes y tengo tiempo libre, de sobra.-

- A entiendo. Cuantos años tiene?

- Uno y medio hechos hace poco.- le respondí con una sonrisa dirigida a Carol.

- Bueno pues ya sé que no es el momento pero… bueno da igual te lo diré a la vuelta y no lo dudes te estaré esperándolo con muchos nervios.- Dicho esto me devolvió a Carol.

- Pero espera.- Le dije agarrando su brazo, se me paró el corazón se me había olvidado respirar, entonces cogí fuerzas y lo tire hacia mí.- No querrás dejarme dos veces con la intriga no?

- Bueno pues si.- Lo dijo con una risita burlona.

- No estoy dispuesta a dejar que me hagas eso.

- A no? Que vas a hacer pues?

- Pues no volver nunca.- Le sonreí y me di la vuelta riendo.

Entonces fue él el que me agarró y me dio la vuelta con brusquedad. Sus labios se acercaron a mi oreja derecha.

- Ya sé que volverás y ese día te lo diré.- Y se fue riendo, alegre pero yo me quede ay de pie por segunda vez sin poder respirar.

- Paula, donde estas necesito tu ayuda.- Me grito mi madre desde la puerta de casa, ya que estaba bastante cerca se le oía, pero no la podía ver.

Fui corriendo adonde ella.

- Ay que bonita la as vestido hija?- Me aplaudió mientras cogía a Carol de mis brazos.

- Bueno mama que querías?

- Quiero que me ayudas a decidir entre una ropa y otra, me ayudas?

- Claro mama.- Le dije fastidiada.

Entonces subimos a su habitación, y juntas decidimos que llevaría a Italia. La verdad es que me sorprendió su buen humor, siempre se estresaba cuando nos íbamos de viaje. Me gustaba esa parte nueva de mi madre. Cuando llego el momento de irnos cogimos todo, lo pusimos todo en el coche y después de atar a Carol en su sillita nos subimos todos a nuestros lugares. No paraba de darle vueltas al tema de Alex, que quería? Porque justo cuando me iba me decía eso? Le estuve dando vueltas hasta que el cansancio pudo con migo, y mis ojos se me cerraron despacio.

Cuando desperté estábamos en el aeropuerto salimos del coche con las maletas y todo lo nuestro, cuando entramos estaba todo lleno fuimos a la cola para facturar, tardamos mucho, la chica que nos atendía lo hacía todo muy despacio. La verdad es que todos nos desesperamos. Antes de embarcar tuvimos que esperar dos horas, y mientras esperábamos comimos los bocadillos, eso era muy aburrido y por eso cogí el móvil y me conecte a tuenti, le tenia que contar todo lo que me había pasado con el chico de mis sueños, de echo el día anterior no me había dado tiempo de contarle nada.

Se puso histérica cuando se lo conté, se alegró por mi pero yo estaba triste porque tenía que hacer eso cuando me iba? Es esos momentos lo odiaba mucho.

Llego la hora de embarcar, el viaje sería de dos horas y media más o menos e había decidido dormir para estar descansada cuando llegáramos. Pero no pude dormir mi cabeza daba demasiadas vueltas al tema como para dormir. Durante todo el viaje estuve pensando, y pensando sobre todo. Que haría? Que quería él?

Bajamos del avión y nos encontramos con nuestro guía. Nos llevo a donde estaban otras muchas personas como nosotros. Pero lo que me sorprendió fue que había dos grupos, el nuestro era como decirlo una mierda. En el otro había muchas más personas jóvenes, en el nuestro solo había parejas sin hijos, para mi pesar.