Stole my Heart Capitulo 23

CAPÍTULO 23

Para cuando me di cuenta ya aviamos llegado y era bastante tarde aviamos tardado 7 horas en llegar, salimos del coche y cada uno cogió dos maletas. Cuando levante la vista y lo que vi fue increíble, delante de nuestras casa había mogollón de gente sonriendo y con una cartel de BIENVENIDOS! Era increíble como la gente se enteraba de todo, pero lo agradecía, vino gente a ayudarnos con las maletas y a abrazarnos y a darnos fuerza a lo que yo respondía con una sonrisa y unas cuantas lagrimas.

Les conocía de todo la vida a todos, desde pequeña, me mude cuando tenía 8 años, y lo que más me sorprendió fue ver a mi mejor amiga de hace mucho tiempo allí, deje la maleta que tenía y fui corriendo a donde ella, que respondió con lo mismo.

Estuvimos informándonos de nuestras vidas, y me alegro mucho verla, se me había olvidado como era y todo eso, pero no había cambiado nada. Ya era tarde y yo aunque dormí en todo el viaje seguía cansada asique entre en la casa, y me metí en la cama.

Me desperté por la luz que entraba a la casa, era vieja y no teníamos cortinas, para que. Me levante y me vestí con lo más cómodo, pantalones anchos y una sudadera. Salí del cuarto y fui a al comedor donde estaba mi hermano también.

- Hola, que tal as dormido?- Me pregunto.

- Pues en esa vieja cama no muy cómoda.- Reí intentando auto animarme.

- Bueno es lo que hay, es lo mejor.

- Ya lo sé.

Entonces mi madre salió del cuarto con mala cara estaba pálida, y no se había puesto el pañuelo y se le veía la calva, su mirada se me clavo como un puñal en medio del corazón, era triste, apagada, sin ganas de vivir. Me marche corriendo de la casa, de nuestra casa, a los pardos de atrás con lagrimas en los ojos. Anduve como 3 horas perdida por los prados, con los caballos, que tanto me gustaban, me hacían sentir libre, y como no perdía nada, tuve una idea muy loca, pero que muy loca.

Antes montaba a caballo, y vi un caballo conocido, pero era salvaje, me monte a pelo en el y empezó a correr, notaba como mi corazón empezaba a latir cada vez más deprisa, como mi piel se erizaba, y como la adrenalina me corría por las venas. Me hizo sentir viva, como hacia mucho que no me sentía, durante otras dos horas estuve montada andando, corriendo, dios era una maravilla, me sentía feliz, viva, llena, libre. Ya empezaba a anochecer y decidí volver andando a la casa, pero como no quería ver a nadie más me metí por la ventana del patio de mi cuarto. Y me dormí seguido, con una sonrisa en la cara.

Los días pasaban y todo era igual, del salón a la cama a llorar, pero ya no podía más esto era demasiado dolorido. Ver a mi madre cada vez peor, cada vez más apagada, con menos pelo, que el brillo de sus ojos cada día desaparecía… No lo podía conllevar. Todas las noches mi madre gritaba de dolor, y yo no dormía, solo lloraba, cada grito que daba era otro puñal más para mi corazón destrozado, no podía imaginar más dolor que ese.

Otro día más se añadía a la semana, a mi vida si se le podía llamar así. Mi madre ya no se levantaba de la cama, no tenía fuerzas, y yo salí al pueblo a dar un paseo, y me encontré con mi amiga de pequeña.

- Hola, Juana.- Le dije feliz por verla.

- Hola Paula. – Me respondió secamente.

- Oye una cosa puedo hablar contigo, es que necesito desahogarme, no puedo más.

- No me tengo que ir a casa, tengo cosas que hacer.

Me quede allí parada, con la mirada perdida, en shock petrificada, no me lo podía creer, entonces me sentía sola, sin nadie alrededor, y llame a Sara.

- Paula?

- …

- Estas bien? Que te pasa?

- … No puedo más.- Le dije mientras por dentro estaba vacía, me derrumbe y me senté con las manos en la cara, llorando, echando lagrimas como ríos, y el nudo de la garganta y del pecho volvían a aparecer, con más fuerza que nunca matándome cada segundo que pasaba.

- Paula! Ahora mismo voy!

La llama se corto pero yo no hice caso yo seguí allí llorando desconsoladamente sin hacer nada, sin fuerzas de luchar, de sacar una sonrisa al ver a mi madre, por me cada vez que la miraba se me caía el alma al suelo.

Un día más se me escapaba de las manos como el agua que corría por mi cuerpo en esos momentos, era ya de día. Salí vestida, con unos shorts, y una camiseta grande, ancha y unas DC. La puerta sonó y fui a abrir, me quede en shock al verlos allí a los tres no me lo podía creer.

Me abalancé con las lágrimas que corrían por mis mejillas a abrazarles, no me lo podía creer.

- Hola chicos darme las maletas que yo las llevo vosotros iros a dar una vuelta.- Dijo mi hermano cogiendo las maletas de los chicos.

Fuimos andando, a la plaza. Y nos paramos delante de una fuente.

- Y tu Alex, que haces aquí? – Pregunte con intriga.

- Pues cuando se entero de que veníamos a verte insistió mucho en venir con nosotros.- Respondió Miguel riendo. Y Alex se sonrojo, lo que hizo que yo también me riera.

- Y estas monedas que hay aquí que son. – Pregunto Sara intentando cambiar de tema.

- Es algo que siempre se hace aquí.- Respondí- Cuando viene alguien nuevo en verano, una chica, el chico que quiere estar con ella, si mete la moneda al agujero le puede besar, y si no no.- Les conté , todo se rieron a lo estúpido que sonaba aquello, a lo que yo no podía resistir y acabe riendo también.

Igual otros hubieran optado por decir lo de siempre, no te preocupes todo saldrá bien, perdón, pero mis amigos optaron por no nombrar la enfermedad de mi madre, aunque solo fueran unos instantes me hicieron olvidar la enfermedad, y me sacaron sonrisas. Y me hicieron saber que en la vida también hay bellos momentos, y por esos recuerdos y por estar allí siempre que los necesitaba les estoy eternamente agradecida.

Hola! Este lo e hecho más largo ya que nose cuando subiré el siguiente espero que os guste y que comenteis! Un besooo!