Stole my heart

CAPÍTULO 25

La charla no se terminaba, hablábamos y hablábamos y sobre todo reíamos, pero como ya nos empezábamos a cansar de estar sentados fuimos a pasear por el pueblo.

- Ei! Hola Paula, que tal tu madre?- Pregunto un chico de mas o menos 28 años, del pueblo.

- Hola, Mario pues la verdad es que yo creo que esta mejor.- Le respondí con una sonrisa.

- Me alegro, y te acuerdas cuando montabas?

- Claro como olvidarlo!

- Pues todavía tengo vuestras sillas, de tuya y la de tu hermano.

- A si? Nos lo podrías dejar hoy?- Pregunte, mientras una id

ea aparecía en mi cabeza.

- Claro, y si quieres otras dos, que también las tengo hombre!, Teneís caballos?- Nos pregunto mientras íbamos hacia su casa

- Pues no… Pero el otro día monte en los que hay por allí.

- Paula! Estas loca? Son salvajes.- Dijo parándose en seco y con una cara seria

- Oye, tranquilo ya sabes como soy, no se como te sorprendes…- Dije con una sonrisa.

- Bueno la verdad es que si, todavía recuerdo lo que hiciste de pequeña, nunca se me olvidara.

Llegamos a sus establos, y nos monto 4 caballos, preparados, c

on sus sillas, y todo, y salimos del establo ya cada una con su caballo elegido. El mio era el de Mario, con el que yo también alguna vez había montado era marrón claro, las patas blancas, y una mancha blanca fina en la frente.

El de Miguel, era negro completamente, muy elegante y p

recioso. Dios a ese caballo también lo amaba, era precioso.

El de Sara también marrón pero un poco más oscuro que el mio, era el caballo más manso ya que Sara no sabía montar y era la primera vez que lo haría.

El de Alex, era blanco con manchas grises, muy alto, y tampoco sabía montar, así que también era manso.

Llegamos a los prados, todavía con Marcos por detrás, insis

tiendo que les enseñaría a montar a los dos palurdos esos.

- Paula como muera tu mueres conmigo lo sabias no? Espero que caiga en tu consciencia. – Me dijo Sara con una mirada asesina, yo solo reí.

- Si cariño no lo dudes.- Le respondí todavía sin parar de reír.

Subió al caballo con ayuda de Mario, que era muy fuerte m

ontó y con indicaciones de Mario, empezó a andar.

- Dios voy a morir, voy a morir, voy a morir.- Decía sin parar.

Mario y yo nos reíamos mientras Miguel ya se había alejado a trote con su caballo.

- Ts preciosa, ayúdame que no se montar.- Dijo riéndose, y acercándose hacia mi, a mi al oír su voz mi corazón dio un vuelco, y

mi respiración se agito.

- Yo creo que hoy me voy a tronchar, con vosotros.- Dije riéndome, y acercándome a ayudarle.

Cuando ya le dí unas cuantas indicaciones a Alex, y Sara ya se había tranquilizado, monté yo en mi precioso caballo. Sara estaba con Mario hablando mientras él se reía de ella, y ella se enfadaba, era muy comíca la situación de los dos.

Noté como alguien se me acercaba me gire y allí estaba

con cara de asustado, agarrando bien las cuerdas.

- Jajjaja pero te has visto?- Le dije.

- Cállate, no te rias de mi.- Me dijo mientras ponía pucheros.

- Vale, vale, ya me pongo seria.- Le dije intentando no reír.

Una hora después, Sara y Alex ya controlaban mejor eso d

e montar y se le habían quitado el miedo.

- Alex, te hecho una carrera.

- Vale.

Veía como se alejaba asique empecé a correr, para alcanzarle al poco tiempo le alcance, íbamos a mucha velocidad, mientras yo le miraba con cara de boba, el intentaba agarrar bien los estribos. Le adelante al poco, y él se quedaba cada vez más atrás . Notaba como el aire

me golpeaba con suavidad mi cara y ondeaba mi pelo rubia al sol. Otra vez esa sensación, de libertad, y notaba como la adrenalina corría por mis venas, pero esta vez me sentía algo más llena, algo más completa, se podría decir que casi feliz, si feliz, de que Alex estuviera allí conmigo, que mi madre estuviese bien, que estuviese otra vez montada en un caballo en mi pueblo natal, corriendo al aire libre.

Paré viendo que el ya quedaba bastante lejos y me daba pena.

- Eres una tramposa.

- Yo? No me hagas reír, eres malo.

- No mientas.

- Miénteme.- Le respondí.

- Te quiero.

- A si?

- No.

- ¿

- Te amo gilipollas tramposa.- Dijo acercándose más a mi y a mi caballo.

- Idiota. – Dije yo acercándome como lo hacia él.

Se entre tumbo para alcanzar mis labios, pero antes de

que lo consiguiera calló del caballo, y yo baje corriendo para ver como estaba.

- Estas bien?

- No…

- Que te has hecho?

- Nada.

- Entonces?

- Necesito tus labios.

- Idiota.- Dije con una sonrisa estúpida.

- Dame un besito.- Dijo sacando los morros.

Yo con esos morros allí le dí un manotazo en los la

bios, no me pude resistir.

- Duele sabes?

Antes de que dijera nada más me tumbe encima suyo y le di un beso tierno, con dulzura, que el siguió, sin bacilar, y por primera vez nuestras lenguas se cruzaron, se tocaron. Tras unos segundos me despegue.

- A que asi sabe mejor?- Dije sonriendo.

- No te lo niego.

- Dime una cosa, de verdad me quieres?- Me pregunto asi de repente.

- De verdad me quieres tu a mi?

- No ya te lo dije, solo te amo como a nadie, eso vale? solo estaría contigo hasta el infinito, surcaría océanos para verte sonreír

, mataría por ti, por que sintí muero, por que mis días no son días si no te veo sonreír, porque simplemente vivo por ti.

- Me prometes que nunca te alejaras de mi?

- Hasta el fin del mundo, hasta el fin de nuestras vidas.

Y nos quedamos en silencio tumbados, ajenos a todo lo qu

e no éramos nosotros dos, ajeno a todo. No sabia si esto iba a durar para siempre, ni si moriría junto a él, ni si me despertaría todos los días junto a él, pero que importaba eso ahora, eso era el presente y estaba allí con él, estaba a mi lado y eso era lo que contaba.

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