CAPÍTULO
39
Me
desperté por un ruido que provenía de la cocina, sonó como unos platos. Me
levanté y mire a mi alrededor, estaba Alex a mi lado, Miguel y Sara, solo
faltaba Junh.
Entre
en la cocina y vi que Junh estaba agachada recogiendo los trocitos del plato
que se le había caído.
-
Deja
que te ayude.
-
Yo,
lo siento no era mi intención.- Empezó a llorar, mientras no paraba de recoger.
Le
cogí de las manos he hice que me mirara a los ojos.
-
Junh,
anda no seas tonta, solo es un plato, deja de llorar, no seas tonta.- Dije
quitándole lagrimas en los ojos.
-
Lo
siento.
-
Calla,
y hagamos el desayuno.
Las
dos juntas, bailando, cantando, y haciendo el tonto les hicimos el desayuno,
unos donuts pequeñitos rellenos de chocolate, y unos croissants.
Les
fuimos a despertar, a los dormilones poniendo música a tope y saltando alrededor de ellos mientras
cantábamos a gritos.
-
Sois
unas estúpidas.- Dije Sara mal humorada.
-
Ha
con que eso, pues te quedas sin nuestros deliciosos Donutses.
Sin
darme cuenta ya se había levantado y fue corriendo a la cocina a comer. Corrí
detrás de ella, y le arrebate el donuts y me lo comí. Así estuvimos peleando
hasta que vino Miguel y nos quito la bandeja.
-
Ni
para ti ni para ti, son para mí. – Las dos nos miramos conflictivas y nos
abalanzamos contra él, una subida a su espalda y la otra agarrada como un koala
a la pierna derecha.
La
escena era muy cómica, hasta que los donuts cayeron al suelo, yo sin pensármelo
cogí uno y me lo comí. Todos me miraron con cara de asombro.
-
Que!
Están ricas!- Dije todavía con la boca llena.
Todos
empezaron a reír y se sentaron alrededor de los donuts y comimos
tranquilamente, no sin antes soportar que me imitaran.
Recogimos
y cada uno empezó con una tarea, Miguel pasaba la escoba en la cocina, Sara los
polvos, Junh los cristales, Alex recogía l os colchones donde habíamos dormido,
y bueno yo mas que nada, con todo el morro coordinaba todo mandaba, ponía
música, y bueno nada más.
Cuando
se dieron cuenta, todos me echaron una bronca monumental así que tuve que
empezar a limpiar.
Dos
horas después terminamos y casi era la hora de comer y mi padre llegaría. Casi
sin darme cuenta sonó el timbre, fui a abrir, y estaba mi padre con una sonrisa
de oreja a oreja, con paquetes, maletas y no sé que más. Hizo que todos se
fueran y me hizo sentarme en el sillón, él se puso delante mio.
-
Bueno
que pasa papa?
-
Bueno,
es una sorpresa, no decía que querías cambiar de aires y todo eso?- Asentí.-
Pues te vas a Irlanda a estudiar.
Me
quedé helada sin poder imaginarlo, no pude reaccionar, “Te vas a Irlanda a
estudiar” Esas palabras retumbaban en mi cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Eres mi sonrisa numero?